31 oct 2014

18.PERCY

Tenía que hacerlo. Simplemente tenía que hacerlo. Comenzaré por el principio...

Ayer estaba ayudando a Leo y a Calipso a traspasar las posesiones de la ninfa a una cueva al lado de la de Rachel. No era natural, por supuesto, pero así Rachel no estaba sola allá arriba, y a Calipso le recordaba a su hogar. El caso es que, de repente, apareció Tyson. Os he hablado de él, ¿verdad? mi hermanastro cíclope que está saliendo con una harpía. Ese.

-¡Hermano!Percy. Papá quiere hablar contigo.- Se giró hacia Calipso, y luego miró a Leo- La novia de Tyson es más guapa que tú.- Siguió hablando, con los ojos hacia el cielo- Ella es tan guapa...

-Tyson- Agité la mano delante de la cara- Tyson... ¿Has dicho papá?¿Para qué quiere verme?

Mi hermano frunció su único ojo, intentando recordar.

-No... no me lo ha dicho. Papá dice que es importante.

Asentí. Suponía que tenía que ver con lo de Kymopoleia (Annbeth me recordó el nombre), la diosa que ha adoptado a mi hermana. Me despedí de Leo, Calipso y mi hermano (se quería quedar para visitar a Ella), y corrí hacia la orilla donde me lancé de cabeza al agua salada. No tuve ningún problema en localizar las corrientes más rápidas hasta llegar al palacio de mi padre, en mitad del Atlántico.

Mi padre me estaba esperando, y a su lado se encontraba... Kymopoleia, la diosa de las tormentas marinas.Me miró, con su pelo de medusa flotando alrededor de la cabeza.

-Perseus Jackson... No sabía si vendrías... Tendríamos que hablar. - Nos pusimos a nadar alrededor de la ciudad. Estaba reconstruída desde la última vez que la visité, en la gerra contra Cronos, estaba medio destruida.- Tengo que explicártelo. Yo... te debo muchas cosas, Percy. Es difícil reconocerlo, incluso para una diosa tan humilde como yo. Te debo el respeto de mi padre- Poseidón asintó sin decir una palabra-, un nuevo hogar, un nuevo reconocimiento por parte de los demás dioses, recuperar a mi marido,Briares... y una cabaña. Quiero que tu hermana sea la primera en habitar mi cabaña. Quizás pienses que por mi culpa se enfrentará a miles de peligros, y es verdad. Pero también conocerá el Campamento, y sé que te encantará tener una hermana pequeña por allí. Además, tú no cambiarías tu vida de semidios por nada en el mundo... No iba a privarla de este mundo, Percy. Tenía que hacer algo para recompensarte. Y creo que hecho bien.

Nada más. La conversación siguió un poco más y enseguida me fui. Le debo algo a Kymopoleia, ues me ha demostrado que los dioses pueden pensar en los demás, y que siempre se puede perdonar.Entonces hice lo que jamás creí que haría: fui al jardín de la señora Deelford (una anciana amiga de mi madre), deseando que lo que buscaba siguiese allí. Una estatua de un hombre más bien gordo, jugando al póker. Miré al cielo y le pedí a Zeus un favor. Por derrotar a Gaia, por el deseo de inortalidad que nunca acepté. Poco a poco, la estatua fue cogiendo color, y antes de que Gabe Ugliano cobrase vida yo ya me había ido.

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