25 oct 2014

10. REYNA

Aquella tarde tocaba ese juego de la bandera contra las Cazadoras. Nico me había contado que los campistas jamás habían ganado contra ellas y por eso fue por lo que tuve la idea de llamar a unos cuantos romanos para que les echasen una mano. No es que tenga nada en contra de ellas, pero ahora que he decidido quedarme en le Campamento Mestizo, (una complicada decisión de la cual no prefiero dar detalles) no puedo dejar que ganen ellas. Gracias a los dioses los romanos todavía me hacen caso.
El caso es que yo no pensaba participar el el juego, la hermana de Jason me había pedido que la fuese a ver a la enfermería… Me sorprendí bastante cuando entré y vi que había más camillas ocupadas por tres cazadoras  y aquellos gemelos insoportables, los hijos de Hermes.
Me acerqué a Thalia y estuvimos charlando un rato, me pareció una buena chica, en el Campamento Júpiter me hubiese ido fenomenal tener a unas cuantas como ella dirigiendo.
-¿Qué os ha pasado?- Le pregunté.
-Esos dos- dijo señalando a los Stoll- entraron ayer a las tres de la madrugada a nuestra cabaña para hacer una de sus estúpidas jugarretas, pero yo me desperté y justo me encontré con uno de ellos a punto de pintarme la cara. Por una ver en la vida estaba teniendo un sueño normal y no una pesadilla, y me cabreó mucho que me despertaran y que se atreviesen a entrar en nuestra cabaña y… bueno, me enfadé de mala manera y sin querer electrifiqué al los que estaban más cerca de mi, es decir, a las chicas de las literas de al lado y a ese par de idiotas.
A mí me dio la risa, cosa que no me suele pasar. Estuvimos un rato más hablando después salí a pasear por el bosque. Pasear era algo que me encantaba, me ayudaba a reflexionar. Pero aquel día no pude.
-¡¿Qué haces aquí?!- Exclamó alguien interrumpiendo mis pensamientos.
Yo me giré sobresaltada agarrando con fuerza el mango de mi cuchillo hasta que vi quien era.
-Ah, Nico, eres tú…-¿Que haría escondido detrás de una roca?
-Sí, ya se que soy yo. Reyna, ¿sabes que nadie puede ir solo al bosque? es peligroso.- Dijo él un poco enfadado.
Estuve a punto de irme tal cual, pero entonces caí en la cuenta de algo.
-¿Y a ti quien te acompaña, di Angelo?- Pregunté con una sonrisa. -Tú también andas por aquí solo.- Añadí triunfante.
Él se quedó callado, yo reí.
-Bueno, en realidad no estoy solo.
-¿No?
Él negó con la cabeza misteriosamente.
-Estoy con una amiga, estamos jugando al escondite.
-¿Qué?- Pregunté confusa.
-Quédate y cuando me encuentre te la presento.
Yo fruncí el ceño.
-Escóndete, que no tardará nada.
Sin embargo yo me quedé allí pensando en esa chica que se dedicaba a jugar por el bosque. Igual era una de esas ninfas… Entonces fue cuando noté una lengua gigante que me chupaba la espalda y solté un chirrido. Otra vez la lengua, ahora tenía el pelo empapado… volví a chillar, y o peor de todo es que Nico se partía de risa, nunca lo había visto así.
-Vale, para chica, para ya- Ordenó el hijo de Hades entre risas. Al instante el monstruo o lo que fuese paró.
Yo me giré despacio, y casi me caigo al suelo del susto al ver a aquel enorme perro negro.
-Bueno, esta es mi amiga, la señorita O’leary.- Dijo señalando al terrorífico animal.
Yo no supe como reaccionar, me moría de vergüenza.
-Pero es un monstruo… -Dije al fin.
-No, ¡que va!, es una chica estupenda.
El perro ladró dándole la razón. Yo estaba alucinando.
-Bueno, -Continuó él como si nada- Te presento a Reyna, es mi amiga.-¿¡Me estaba presentando al animal!?
-Ahora que ya os he presentado, es hora de que te montes en la Señorita O’leary, quiero enseñarte una cosa…
-No- Contesté cortante.
-Venga ya, ¿te da miedo? - Me preguntó sonriendo.
-No me gusta…
Nico parecia indeciso.
-Vale, pues ven conmigo- Accedió tendiéndome una mano.
Yo estube a punto de aceptar, pero no debía.
-Otro viaje por las sombras no… ya oíste a Will.
-Estoy bien, de verdad, confía en mí- Me pidió sonriendo
Yo me mordí el labio, pero al final le di la mano.

Luego todo se volvió oscuro.

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