13 de Febrero de 2016
Hoy ha comenzado la "preparación" para la misión. Teníamos derecho a escoger a un acomoañante, y entre Elisa y yo escogimos a Nico di Angelo, porque se pasa todo el día en el inframundo y pensamos que no le iría mal tomar un poco de aire.
Entonces nos hemos dado cuenta de que ni Elisa ni yo, al ser bastante nuevas y no haber ido nunca de misión, no teníamos arma.
Nos dirigimos al cobertizo donde están almacenadas muchísimas armas, y estuvimos buscando durante mucho rato sin resultado, hasta que Elisa soltó una exclamación.
En su mano sostenía un cilindro metálico oxidado, con la letra omega grabada en un lateral. Cuando tocó la marca salió un rayo de luz blanca de la punta, y medio segundo después Elisa sujetaba en su mano derecha un látigo.
-¡Se ha desoxidado el mango! -dijo emocionada- Ahora se puede leer algo... "Rayo de Escarcha"
-Debe de ser nombre del arma -dije con admiración- ¡Pruébalo!
Elisa lo agitó hacia un grupo de espadas oxidadas, que cayeron al suelo estrepitosamente, cubiertas de una capa de hielo: era el arma perfecta para una hija de Quíone.
Algo me llamó la atención: las espadas, al caerse, habían revelado una caracola de color rosa anaranjado. La tomé entre mis manos y me la acerqué a la oreja: podía escuchar el mar, el murmullo de las olas, la voz de un chico pidiendo ayuda... ¿un chico pidiendo ayuda? Se lo conté a Elisa, pero cuando se puso la caracola no escuchó nada. Yo lo volví a intentar, pero tampoco escuché nada fuera de lo normal.
-Sin embargo, seguro que es un arma -dijo Elisa- todo lo que hay aquí son armas, simplemente has de buscar cómo convertirla en tal.
Cogí la caracola y palpé cada centímetro de la caracola sin resultado hasta que, creo que por inspiración de Neptuno, se me ocurrió intentar "desenroscarla", como si fuese el tapón de una botella.
Al instante salieron unas barras de oro del agujero de la caracola, y en nada sostenía entre mis manos un tridente perfectamente equilibrado.
En el mango, escrito en griego anriguo, estaba escrito el nombre: Espuma.
Estuvimos el resto de la tarde practicando con nuestras nuevas armas, pero aún falta práctica para irnos a la misión.
Mientras tanto, pienso descubrir quién era el chico que me ha hablado a través de Espuma.
Hasta pronto,
Helena