Creía haber dejado claro que NO quería que hubiese celebraciones por mi cumpleaños.
En fin, qué le vamos a hacer, quizás debería haber pasado todo el día encerrado en mi cabaña, o en el inframundo, como me ofreció mi padre.
Pero no, tuve que quedarme en el Campamento, y tuve que celebrar la fiesta de cumpleaños (si, cumplo 91 años)
Como tengo a Hazel al lado casi suplicándome que os cuente qué me han hecho [No, no pienso borrar eso, hermanita], os lo explicaré, aunque no con pelos y señales, pues no tengo tanto tiempo.
Estaba tan a gusto practicando con mi espada cuando se acercó la señorita O'Leary con un rollo de papel en la boca.
Lo dejó caer a mis pies y yo, naturalmente, lo cogí y lo leí:
Nico, ven corriendo, necesito tu ayuda. Estoy en la Casa Grande.
Por favor, date prisa... H.L
Fui inmediatamente, suponiendo que H.L se refería a Hazel Levesque (no conozco a ninguna Harper Lizdale, o Hylla Lonsback), y me encontré que salía humo de dentro de la Casa Grande. Oí un chillido y, desenvainando mi espada de hierro estigio, entré.
De repente, me encontré delante de unos seres horribles, armados con sus garras afiladas y con espuma en la boca.
Aquí viene la parte que Hazel quiere que cuente...
Solté un grito y me fui corriendo.
Ya está. No pienso decir nada más sobre el tema del grito.
Al parecer, mis "amigos" se habían disfrazado para ver si podían pegarme un susto y tal...
El resto de la fiesta estuvo bien, habían decorado la Casa Grande en plan gótico y habían cocinado un pastel en forma de gárgola que estaba bueno.
Fue un buen cumpleaños, pero les ha costado bastante convencerme de escribiese esto, y sólo algo de enbrujhabla de Piper lo ha conseguido.
Acabo ya antes de que se pase el efecto.
Adiós,
Nico di Angelo, Hijo de Hades